el sueño de isabel

2010

SUEÑOS Y MENSAJES, Una excusa para interpretar el mundo

"Cuando en olas de poniente

dejó caer el anillo

como sílfides y ondinas

vi brotar islas en flor."

“El Sueño de Isabel”

Plutarco en el tomo V de sus Vidas paralelas, cuando trata la biografía de Alejandro, relata un hecho singular acaecido en el momento en que Alejandro estaba sitiando Tiro: Alejandro tuvo varios sueños sobre la conquista de dicha ciudad, pero el más importante y último fue el que tuvo con un sátiro danzarín que se acercaba y alejaba en medio de juegos hasta que mediante ruegos y carreras consiguió asirle. Ante este sueño, Alejandro convocó a sus adivinadores para que lo interpretaran, llegando a la conclusión de que la aparición de un sátiro significaba “Tuya será Tiro”. Ante lo que Alejandro, haciendo caso a la premonición, asedió y tomó sin problemas la ciudad de Tiro.

Como se puede ver claramente en este texto, la humanidad ha tenido siempre una doble imagen sobre los sueños que los convierte en visiones crípticas necesitadas de un intérprete que las descifre y la creencia de que todo sueño guarda un mensaje provisor y profético que es necesario saber. Pues bien, en esa categorización de profético se encuadra el Sueño de Isabel de la Atlántida de Manuel de Falla y en esta clara referencia al mundo de lo onírico se desarrolla la instalación que Jaime García ha preparado para la conmemoración de estos XVI Encuentros Manuel de Falla. Jaime García ha estructurado su visita al mundo de los sueños bajo la plasmación física de cuatro elementos claramente relacionables con el mundo confuso que Hypnos crea en el soñador y en su posterior materialización. Así, la presencia de El Mar se convierte en el mandala perfecto que invoca la presencia del sueño. Su incansable ir y venir predispone la aparición de imágenes y sonidos inconexos y obsesivos propios de lo onírico,es decir propio de los hijos de Hypnos, los Oniros, entre los que destacaban Morfeo y Fantaso que se ocupaban, respectivamente, de los mundos animado e inanimado contenidos en la ficción del sueño. El Mar de Jaime es, por tanto, una provocación a la somnolencia, pero también es el resultado de la misma, quedando sujeto a ese juego ambiguo de los contenidos manifiestos y latentes tan propios de la construcción artística.

La siguiente pieza de esta instalación es El Anillo, alusión directa al texto de Atlántida y a la visión de su caída en el mar provocando la aparición de una isla, símbolo de la tierra americana ante la que la reina Isabel se convence de dar su apoyo al almirante Colón para su descubrimiento. Aquí, el anillo juega con elementos plásticos que vuelven a entretejerse en el mundo subjetivo e intuitivo del sueño. Por una parte el lienzo cargado de materia refleja con claridad la circunferencia perfecta del anillo, pero sobre el fondo oscuro en que resalta se proyecta la imagen idílica de nuevos anillos intangibles, sin presencia física táctil, porque son producto del reflejo del espejo, quizás espejismo, de la isla que a sus pies se encuentra y sobre la que la luz proyecta su efímero poder para que complemente visualmente con rotundidad y fragilidad la imagen sólida del lienzo. En un nuevo elemento Jaime García recoge su particular visión del sueño, el de La Conciencia. Es éste un apartado fundamental en el mundo de los sueños, porque implica la separación nítida entre el letargo físicamente insensible y el asidero intelectual del recuerdo. Pues sin la conciencia sería imposible la existencia tradicional de la interpretación de los sueños. Sin ella, ni Isabel, ni Alejandro, ni nosotros mismos, podríamos disfrutar e inspirarnos en las imágenes oníricas, por tanto no podríamos pretender tampoco el símbolo o sentido profético del sueño. Quizás sea por eso que en la antigüedad clásica, la personificación de la memoria se realizara en Mnemosine que a su vez es madre de las Musas. Es decir, las hijas del recuerdo del mundo soñado, son las inspiradoras de las creaciones artísticas de la humanidad. Así lo ve el artista y así lo plasma en esta obra, a través de los ecos de unos labios y unos ojos de mujer que se sincronizan con un mensaje sonoro que pretende ser cognoscible, aunque no se logre. Estamos a punto de despertarnos. La pieza final de éste Sueño de Isabel plástico es El Pájaro. Nuevamente, el contraste entre la delicadeza de una pieza de papiroflexia y su pequeña cárcel de hierro, nos remiten a las imágenes imposibles del sueño. En Falla, la paloma aparece desde origen pues es la responsable de que el anillo viaje por el mar para metamorfosearse en tierra de promisión. Pero aquí el pájaro quizá esté más cerca de la imagen del propio dios del sueño, el ya mencionado Hipnos, hijo de Nix, la noche, y hermano gemelo de Tánatos, dios de la muerte. Y es que los antiguos veían en el sueño un estado cercano a la muerte, era el momento en que se podían cruzar mensajes desde el Hades, era la oportunidad de comprender la esencia del ser humano y por ello vistieron de alas la cabeza de Hypnos, al igual que el casco o los pies de Mercurio, para que pudiera transportar los mensajes desde los abismos desconocidos de la muerte hasta la conciencia clara de la memoria. Es por tanto un pájaro enjaulado, al que intuimos entre las férreas paredes que oprimen o incluso intentan aplastar la levedad del mensaje. Los dioses no nos pueden regalar el secreto de la existencia fácilmente. Llegados a este punto del apresurado paseo que permiten estas líneas sobre la instalación del Sueño de Isabel, es cuando tropezamos de golpe con la intención real del culto que el hombre le ha dado al mundo del sueño: lo sublime. Lo sublime como algo inalcanzable, que demuestra la pequeñez del ser humano frente al orden natural, que necesita de la figura metafórica y la personificación para explicar aquello que intuye pero que no conoce. Ahí es donde se halla la obra de Manuel de Falla, en esa búsqueda personal de la verdad a través de la mística y ahí es donde se halla la obra de Jaime García, en el análisis intelectualmente certero y emocionantemente intuitivo con que el artista aborda los parajes del sueño y de lo sublime.

                      JOSÉ VALLEJO, catálogo de la exposición.

EL ANILLO. Texto de Jusn Carlos Friebe

EL MAR. Texto de Juan Carlos Friebe

EL PÁJARO. Texto de Juan Carlos Friebe

LA CONCIENCIA (fotogramas). Texto Juan Carlos Friebe

Vista de la Instalación (El Mar y El Anillo)