la tensión de la forma

2012

Es una manifestación de la lucha que se produce entre pares, una pugna presente como símbolo a lo largo de la historia cultural de la humanidad y que magistralmente resumió Nietzsche como el enfrentamiento entre lo apolíneo y lo dionisíaco.

En la obra EL FRISO DEL CONFLICTO, el discurso entre los limpios metales trabajados para la ocasión a través de una razón geométrica que parte de una aplicación aritmética, y las manchas orgánicas de la pintura sobre tela virgen, nos llevan necesariamente a ese enfrentamiento entre lo medido y lo espontáneo. Aunque esto último, se encuentre en un nivel de detalle y cálculo que se somete a la naturaleza a través del conocimiento y no a través de la intuición. Algo fundamental en la obra del artista: la curiosidad por resolver los problemas previo análisis de los mismos.

Así, este conjunto de cuadros se convierte en un espectacular friso alterno entre estos dos símbolos que, a una escala mayor me atrevería a decir gigantesca, se afrontan en los fondos de las salas laterales; creando un espacio de profundo recogimiento. Diríamos que se construye un espacio en el que el hombre, en su dualidad, encuentra su lugar central. Un punto de reflexión no ya de índole religiosa sino de lo sagrado que puede ser el pensamiento, aislado o conjunto, en un espacio afín a él para generar autoconciencia a través de su reflexión.

Este trabajo de Jaime García es, por tanto, una meditación sobre una constante de la humanidad: la integración de los contrarios para producir el lugar central colectivo a través de obras individuales que cobran sentido en su unificación. Si para Heidegger el proceso de desdivinización del mundo era una de las características fundamentales de la Edad Moderna, para Jaime García esta se produce a través de la racionalidad conceptual sin necesidad de alterar los procesos formales del arte a lo largo de la historia. Con la “Tensión de la forma” el artista cuenta un relato, reflexiona sobre la dualidad y construye un lugar central. El lugar central que todos buscamos en nuestra vida más allá de la metafísica. JOSÉ VALLEJO, (catálogo exposición, 2012).

EL FRISO DEL CONFLICTO

Es un conjunto de cuadros dípticos dispuestos en una sala a modo de friso o zócalo, con la intención de crear una visión panorámica general. Realizados en acrílico sobre loneta y hierro negro grabado, miden 2x2 m cada uno y 2x2 m en conjunto, además de dos grandes cuadros de 6x3 m situados uno frente a otro en polos opuestos. 2012.


ARMONÍA IMPOSIBLE

Es una acción artística que ocupa puntualmente el espacio generado por EL FRISO DEL CONFLICTO. Consiste en crear dos ámbitos, separados y con accesos independientes, mediante la colocación de una gran pantalla en el centro de la sala, en la que por cada cara se proyectarán enfrentados un par de visuales. Mientras, se desarrollan al unísono dos performances de naturaleza y lenguajes opuestos, una relacionada con la "objetualización": el lenguaje musical estructurado; y otra con la "identificación": la improvisación corporal. Estos hechos acontecen al unísono, interrelacionándose y creando una pugna que define la obra. El espectador de estas acciones participa de una de ellas directamente y de la otra por la sombra y el eco, por lo que tanto su percepción como su vivencia son parciales y determinadas por una elección. 2012.